domingo, 14 de octubre de 2012

Jazz, reggae y graffiti




Estas tres manifestaciones tienen en común una característica clave que determina su forma de expresión y la manera de cómo son entendidas por la sociedad. Esta característica procede de su propio origen, las clases sociales más desfavorecidas.

A principios del siglo XX aparece en las calles de Nueva Orleans una música mestiza, callejera, humilde, alejada de los cánones de la música clásica, que era interpretada por los descendientes de aquellos que habían sido liberados pero que soportaban aún una gran discriminación racial. De esta forma aprecian los primeros ritmos que más tarde se convertirán en el jazz.
   
Con el reggae el proceso es similar, música de los más humildes para los más humildes, que nace en lo que por entonces era una colonia despreciada por parte del imperio británico. Este hecho determina el carácter de los dos estilos, dejando claro que los géneros musicales no son solo notas y un ritmo, sino que también son parte de los propios estilos toda la liturgia que ocurre alrededor mientras la música suena. Es precisamente esta liturgia o entorno, ser estilos propios de las clases populares, lo que creó un rechazo por parte de la sociedad, y muy en particular por las clases adineradas durante los primeros años de los dos estilos musicales.

Con el graffiti ocurre el mismo proceso de marginación por parte del mainstream mediático. El ser, durante los primeros años, un estilo propio de las clases populares le granjeo no pocos enemigos, tanto del mundo artístico como del mundo político, que consideraron esta expresión como un elemento marginal alejado de los cánones de la ciudad idílica, había que borrarlo todo, todo menos en las zonas marginales que al parecer no merecían tal inversión en eliminar esta expresión “vandálica”.

En la actualidad, y pese a empezar a ser aceptado como parte del movimiento artístico contemporáneo, sigue sin tenerse en cuenta en una gran cantidad de círculos académicos aunque como el reggae y el jazz no es solo una forma de expresión artística sino que la liturgia que le rodea lo convierte en un elemento clave para entender la cultura popular y la forma de expresión de las clases sociales más desfavorecidas.


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